Amjad Taha, estratega político y analistade los Emiratos Árabes Unidos, escribió:
"Te atreviste a atacar a un pueblo sabio y valiente el 7 de octubre, cometiendo genocidio, secuestrando a sus hijos y violando a sus mujeres. Pensaste que caerían, pero volvieron a subir. Después de 11 meses, regresaron para corregir lo que se deslizó brevemente: su inteligencia. Ahora, te enviarán 1.000 años atrás, a una era sin tecnología, donde un teléfono que suena se siente como una sentencia de muerte y un pitido es una pesadilla. Serás perseguido por tu propia sombra, demasiado asustado para usar cualquier tecnología, desconectado del mundo avanzado. Te derrotarán, no con balas o tanques, sino con la voluntad inquebrantable de personas valientes e inteligentes. Con una simple taza de café, con un clic decisivo, sellarán tu destino y el de cualquiera que se atreva a dañar a sus hijos. Esta es una nación que el mundo respeta. Líbano: los ataques de Hezbollah y el ataque V82 de hoy no son solo victorias militares; representan un triunfo para Oriente Medio sobre el radicalismo, una victoria no solo para Israel, sino para todos los que se oponen al terror".
Resulta asombroso que instituciones como la ONU, analistas, opinadores, ONGs, intenten ilegitimar, condenar, ensuciar, la que fue probablemente la operación militar más exitosa de todos los tiempos.
Asombroso, pero no inexplicable cuando se entiende la profundidad del antisemitismo y su papel en la mentalidad mágica de occidente. ¿Qué esperaban? Una sociedad libre, democrática y por ello altamente evolucionada tecnológica y estratégicamente se ve obligada a luchar contra una tribu teocrática del siglo V, el resultado es que esa tribu ni siquiera comprenderá como están muriendo, qué fuerza los está abatiendo, por la misma razón que no entienden ni siquiera por qué están viviendo. Un pueblo luminoso y sabio los arrojó a la nada, de donde nunca debieron haber salido.
Ni el sistema de gases que impulsa una bala,ni las complejas ondas que transmiten palabras, ni los rayos que fijan los blancos, ni siquiera el motor de explosión que impulsa vehículos, son su creación. Usan un mundo que no concibieron y por eso los creadores de ese mundo siempre lo van a derrotar, siempre estarán mil pasos por delante.
Los supremacistas arios que desde Irán controlan a estas gentes los desprecian de una manera inimaginable, para ellos son tribus desechables, proclives al odio y al cuchillo, nada más. Los Galos que lucharon contra Cesar tenían más conocimiento de su enemigo que estas personas sobre las fuerzas que enfrentan y sobre las que los manipulan.
Cinco mil bajas en minutos. Todo su sistema de comando y control destruido, su logística hundida, su estructura clandestina expuesta, su inteligencia comprometida. Una derrota de un alcance inimaginable para una comunidad primitiva que cree que la capacidad de morir es superior al respeto por la vida y que acaba de experimentar lo que es realmente morir. Más que un triunfo militar, el ataque del 17 de septiembre es un triunfo de la ilustración sobre la barbarie. Pero no solo de la razón y la ciencia.
La CIA, o el MI6, o el GRU, cuentan con los recursos financieros y humanos para llevar a cabo una operación así, pero jamás lo lograrían porque están llenos de traidores, infiltrados y corruptos. La operación sin duda se filtraría. La gran ventaja de Israel, si es que fueron ellos, es moral, es la lealtad, el honor y el sentido del deber hacia los suyos. Sin un horizonte ético la ilustración no logra la victoria.
En este tiempo Hezbollah, es como aquel personaje del poema de Borges, “Vivió matando y huyendo, vivió como si soñara”.