Lunes, 20 de mayo de 2024
Suscríbase
Lunes, 20 de mayo de 2024
Suscríbase
JAIME E ARANGO Jaime E. Arango Gustavo Petro

Un tipo pequeño con un golpe de suerte

Más de este autor

Es una historia triste de alcohólicos, pandilleros sin suerte, damas arribistas, suicidas y tunantes. Una estrafalaria cohorte que vaga perdida en pasillos de palacios y caserones que fueron del poder y ahora son vacío.

Jaime Eduardo Arango. Analista y consultor. Twitter: @jaimearango9

No entran en el género de la novela negra, son tan solo un drama barato, un tema para la picaresca quevediana, la suma de todos los fracasos. El más locuaz añora extintas tiranías con sus muros infames marcados con los nombres de muertos y de millones de esclavos anónimos y expresa esta singular nostalgia frente los atónitos herederos de estos muertos y estos esclavos, dice que es el jefe de todos y todo, pero ni siquiera sabe de las tramas que tejen y destejen su pequeña Sancho, su primogénito, o su hermano. En realidad, no es jefe de nada, ni de sus ilusiones infantiles, ni de sus ajados proyectos, ni de sí mismo.

No han necesitado método para perder, les basta con existir. Su trato con los adultos es ridículo, cuando se enfrentan a los matones del barrio son niños jugando a ser grandes y nadie los respeta, porque los matones saben que los niños los admiran y que, como todas las personas precariamente educadas, le rinden culto al mal y a la magia. Saben que el dinero es útil, no saben bien cómo usarlo, pero lo ambicionan y en medio de su caos vital lo pierden y se culpan mutuamente por ello y en medio del tumulto sus recaderos resultan muertos. No les importa, porque en realidad nada les importa.

El líder de una vasta y compleja corporación, enorme más allá de sus sueños más locos, llena oro, con el oro de otros claro, a un efebo viajero, otra está obsesionada con las aeronaves militares, otra fija en su infancia muy lejana, repite sin cesar que es más feliz la pobreza, que es imperativo no crecer, también una voz polvorienta y antigua de elites fracasadas, nos recuerda que no es lo mismo una sirvienta que un magistrado y otro más, fascinado con la violencia callejera y el pandillerismo, promueve asonadas apocalípticas que en su imaginación cambian el mundo. Gente sombría.

¿Cómo contar a los que nos sucedan sobre un sujeto que comparó un efecto del clima con la generación de riqueza? Es sabido que todos los crímenes modernos, con un breve interregno francés, son producto de los filósofos alemanes y del pensamiento alemán pero que este mismo sujeto arguye que haber estudiado semejante cosa es garantía de inocencia. Eso no es un asunto mayor, pero se complica si el sujeto es un presidente, o algo así.

El jefe de la pandilla. Un tipo pequeño con un golpe de suerte que cree que es un hombre del destino.

Incompetentes y caóticos, sin rumbo, atrapados en un bucle de tiempo, ha decidido que fuerzas inexorables y oscuras quieren apagar la luz de su patética fiesta. Hablan de una cosa blanda que los persigue y los quiere golpear, una fuerza indefinida y maligna, pero es un lugar común saber que quienes han aterrorizado a sus semejantes imaginan terrores que los siguen por siempre.

En personalidades amorales el remordimiento y la culpa se vuelven paranoia. No pasa nada en realidad, no hay amenazas, es solamente que al tipo pequeño se le acabó la suerte.