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Remberto Burgos Remberto Burgos de la Espriella Sistema de salud

Náufragos en pediatría

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Noticias en los medios que alarman más la crisis en el Sector Salud.En los tres últimos años se han cerrado en forma global varios servicios de pediatría y hoy el país atraviesa un aprieto importante. ¿Es esto reciente? Hay publicaciones desde 2011, serias y juiciosas, que enuncian este cierre. ACEMI (2023) publicó una excelente revisión sobre estos temas y plantea un análisis crítico a las causas del cierre. Esto ya estudiado y publicado. ¿Por qué la alarma? ¿Intención de incendio ahora? Sabemos que no generan rentabilidad. El cierre de cama ha venido ocurriendo desde hace mucho: USA tiene estudios publicados, entre 2009 y 2018, fue 19.6% en zonas urbanas y 26.1% en rurales.

En Colombia, en el área de recursos humanos en salud nos hace falta mucho. Manejamos 23 médicos y 14 enfermeras por cada 10.000 habitantes. El déficit evidente especialmente en enfermería. Tenemos un déficit en salud; hay 131.000 médicos y de estos son 31.000 especialistas. Gran fractura de especialistas: 10.229 (ASCOFAME,1.5 especialistas por cada 1.000 habitantes y una tasa internacional de referencia de 3.5 por cada 1.000) y cerca del 70% están radicado en las grandes ciudades, serio problema en nuestros pueblos: concentración.

Pediatras hay 5.187 y está muy por debajo de lo que sugiere la OMS. El grupo de talento humano en salud ha mencionado estas cifras para que los colombianos caigamos en cuenta que la falta de médicos pediatras e incluso también ginecólogos. (Estos son cerca de 3.655). Buscamos especialistas y sobre todo buenas escuelas donde los formen. A veces no entendemos que las condiciones epidemiológicas en Colombia se han modificado. Uno de los indicadores, la tasa de mortalidad infantil ha disminuido (30% en los últimos 15 años) y muestra que hay mayores cuidados y los niños crecen en mejores ambientes. ¿Y la sobre ubicación de los pediatras como empleados no formales?

Los matrimonios hoy día tienen menos hijos y algunos por razones propias se quedan sin ellos. La tasa de fertilidad en el país ha descendido y eso favorece nuestro entorno. La demanda de servicios médicos en pediatría ha disminuido y esto, realidad inocultable, como lo es la tasa de natalidad. Es un hecho, los servicios de pediatría tienen un bajo ingreso. Las enfermedades de los niños no son rentables y son pocos los insumos que se consumen. No es comparable un estado bronconeumónico con un linfoma mielocito agudo: los costos son desproporcionados. La rentabilidad del padecimiento pulmonar es mínima.

Hablemos de costos y encontramos publicaciones que nos hablen de promedios. La mediana de atención para un menor de 15 años está en $929.723 y para aquellos enfermos de mayores de 15 años está en $3.822.303. Con estas diferencias no existe método distinto que el subsidio a la oferta para mantener viables y sirviendo a los servicios de pediatría. Se calcula que el costo de un adulto es 4 veces superior que el de un niño. Por cierto, ¿siguen alguna norma o reglamento para su cierre?

El país cuenta en la fecha con 9.440 camas de hospitalización general en pediatría (REPS) y 965 camas en UCI pediátricas. Según referencia de la OMS deberíamos tener 30.000 camas, nos faltan 20.000. Este cierre progresivo en camas lleva a demoras en la atención, negación de servicios y congestión en las urgencias. Con los hospitales privados no vemos solución. En cambio, el subsidio a la oferta puede dirigirse a los hospitales públicos y apoyar -de entrada- las camas existentes. Es una alternativa para la sobreocupación.

El año pasado se cerraron 823 camas, no hay protección para el derecho a la salud de los niños. Servicios no preparados y utilizados ante la emergencia con ocupación por encima del 100%, recursos inexistentes y consultas dejando a un lado la profesionalización del médico. Esté expuesto siempre a situaciones jurídicas y líos legales.

Diptongo: nos hacen falta 12.000 pediatras y 22.000 camas. ¿Cómo encontramos la solución? El protagonista del acto médico, el paciente, cada vez más escaso y quisquilloso.