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Nicolás Gómez A. Opinión

Nada más caro que el silencio de Benedetti

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¡Qué ironía más deliciosa! ¿No creen? A mi me parece magnífica la llegada de Armando Benedetti al círculo más cercano del presidente. De una vez por todas expuso al petrismo por lo que es: más de lo mismo.

Ese proyecto político que llegó al poder vendiendo la idea de un “cambio”, prometiendo justicia social y abogando que solo ellos representaban una política honesta, terminó siendo igual o peor a la clase política corrupta que tanto decían criticar en campaña.

Ayer, una vez finalizaron la reunión con el mandatario y la mujer más poderosa de Colombia, Laura Sarabia, Armandito salió campante a decir que su nuevo cargo es ser “Asesor Directo del Presidente para temas políticos”, ¿qué significa eso? ¿Será el nuevo administrador de la mermelada para el Congreso? ¿Será quién organice las elecciones de 2026 para el Pacto? ¿Dará consejo “técnico” de políticas públicas? Benedetti, ¿de verdad? ¿Decidirá sobre la ejecución del presupuesto de alguna o varias carteras? ¿Será el nuevo enlace del Clan Torres y compañía en Palacio? ¿Futuro negociador del gasoducto con Maduro? ¿El enviado de DailyCorp? ¿Todas las anteriores?

Muero por escuchar como María José Pizarro y otros voceros del Pacto Histórico saldrán a justificar que Armandito sea su nuevo jefe político y que esto no es más que otra espectacular y sabia decisión de su dios Petro que ayudará a materializar el “cambio” en Colombia.

Es que de verdad, ¿qué nos dirán ahora? ¿Que Armando Benedetti es la nueva cara de la revolución? ¡Puf!

Lo cierto es que todo esto es contradictorio, descarado y ofensivo con el país. ¿En qué democracia seria una persona como Armando Benedetti o Laura Sarabia puede tener viabilidad política para continuar en el alto gobierno? ¿Se nos olvidó que ambos están metidos en todo tipo de escándalos? Recordemos los audios hablando de platas mal habidas y que, sí Benedetti hablaba, todos se iban presos. Y ni hablar del polígrafo ilegal a Marelbys Meza, la extraña muerte del Coronel Dávila y las platas que se le “perdieron” a Sarabia.

La realidad es que el silencio de estos dos cafres es costoso para Petro, lo tienen amordazado, porque como bien dice Benedetti, si llegase a hablar: “Nos hundimos todos, nos vamos presos”. ¿Qué habrán hecho en campaña? ¿Qué estarán haciendo en el gobierno? ¿A qué se refería el nuevo “Asesor Directo" del mandatario al decir que se van presos?

Es más, cabe preguntar, ¿será que Petro se manda solo o más bien tenemos un presidente subordinado a dos personas que le tienen semejantes guardados que podrían acabar con su gobierno? El solo hecho de que debemos cuestionarnos eso, es un riesgo de seguridad nacional para el país y una desgracia para la integridad de nuestra democracia.

No hace falta ser un genio para entender que una o varias ilegalidades posiblemente ocurrieron y rodean al presidente y que, por ello, no se puede deshacer de esos dos impresentables. Recuerden el comunicado de Sarabia cuando se hablaba de su posible salida: “El día que yo me vaya será una decisión consensuada con el presidente”.

¡Hágame el bendito favor! Jamás en la historia un ministro o alto funcionario había respondido de tal forma y descaro. Todos, absolutamente todos los ministros o cargos directivos son de libre remoción y nombramiento y están al servicio del presidente. Siempre ponen a disposición su carta de renuncia, no anuncian que deberá ser una decisión “consensuada”. ¿Cómo serán los guardados de Laurita? ¡Por Dios!

En fin, el silencio de Benedetti y de Sarabia nos seguirá saliendo carísimo. Juiciosos todos a pagar los impuestos, que el sueldo de estos dos “ilustres” colombianos no se pagan solos.