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Miguel de Zubiría Prevención del suicidio

¿Podrías suicidarte?

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Mi riesgo personal de suicidio es del 12 %. Aunque es leve, no es irrelevante. Desde la pandemia, mi sensación de soledad ha aumentado y sigue empeorando, lo que me preocupa y me deja sin soluciones efectivas. La soledad es un factor crítico en mi malestar psicológico.

Sin embargo, tengo dos ventajas importantes. La primera es que soy consciente de mis estados de bienestar y malestar, lo que me brinda una valiosa oportunidad de autoconocimiento; ese es mi primer logro. La segunda ventaja es que, al reconocer mi situación, puedo implementar estrategias para mejorar. Estas no solo buscan reducir mi riesgo de suicidio, que es un desafío que nadie puede eludir, sino también mitigar las consecuencias de uno de los mayores males de nuestra época: la cruel soledad. Así, obtengo beneficios por ambos lados.

¿Tienes algún riesgo de suicidio? Sí, todos lo tenemos en algún grado. Lo esencial es cuantificar ese riesgo, que puede ir desde ausente hasta inminente, pasando por niveles bajo y extremo. Este porcentaje nos indica las acciones a tomar, tanto para los jóvenes, como para sus padres, directores de curso o psicólogos escolares. Lo mismo aplica a adultos y personas mayores; nuestro objetivo es, en los próximos años, llegar también a los niños.

¿Deben los niños conocer sus estados de bienestar y malestar? Por supuesto que sí. Lo maravilloso es que solo se requiere dedicar un par de horas al año a este importante tema. Además, se puede implementar de manera masiva en grupos o en colegios enteros, comenzando desde los once años. Ya hemos realizado avances experimentales con estudiantes de primaria, obteniendo resultados muy prometedores.

Ha sido mi ocupación principal desde 2005, cuando comenzamos la Liga Colombiana Contra el Suicidio, y más recientemente, con la Red Iberoamericana de Autoconocimiento (RIA). Durante estos años hemos abordado la gran cuestión psicológica y filosófica de por qué se pierde la alegría de vivir.

Hemos identificado tres factores estructurales clave. El primero es la presencia de una o varias formas de bajo bienestar, que incluyen la escasa felicidad, vínculos pobres y limitada autorrealización, entre otros. El segundo se refiere a altos niveles de malestar, como la soledad, la ansiedad o la autodevaluación. Por último, hay un conjunto de factores predisponentes específicos al suicidio, siendo uno de los más significativos la existencia de familiares cercanos con intentos de suicidio, suicidio consumado o con trastornos depresivos o bipolares marcados.

Lo más positivo de este enfoque es que no abarca únicamente el suicidio, sino que va mucho más allá. Es fundamental que cada joven y adulto conozca, al menos una vez al año, sus indicadores de bienestar psicológico, así como los de malestar, y que ponderen los factores específicos relacionados con el suicidio.

En primer lugar, esto les permite conocerse a sí mismos, una tarea socrática aplazada por siglos. En segundo lugar, les ayuda a entender cómo avanza su vida: qué procesos están funcionando bien, cuáles de manera regular y cuáles definitivamente mal. Los aspectos positivos deben agradecerles a ellos mismos y a sus tutores, por haberles guiado con éxito en las tareas de la vida. Los aspectos regulares los deben analizar para encontrar posibles soluciones y recuperar los bienestares perdidos. Por último, los aspectos negativos requieren atención inmediata y apoyo psicológico.

La gran ilusión de RIA es que en los próximos años se introduzca una asignatura de autoconocimiento de un semestre, con una sola hora de duración semanal, en numerosos colegios y universidades. No es demasiado pedir, y los logros personales en términos de bienestar, reducción de malestares y prevención del suicidio serían enormes. Además, estos estudiantes privilegiados tendrían la oportunidad de ser los primeros jóvenes en responder, con certeza, a seis preguntas fundamentales de la vida:

¿Quién eres?
¿Cuál es el balance de tus diez bienestares y malestares?
¿Con quiénes cuentas?
¿Cuáles son tus fortalezas y debilidades?
¿Qué quieres hacer con tu existencia?
¿Para dónde vas?

¿Y tú has pensado, diseñado un plan o intentado en el pasado quitarte la vida? Califica tu respuesta con un número del 0 (cero) al 10 (diez), donde 0 significa “nunca” y 10 significa “con frecuencia”. Esta pregunta te proporcionará una valiosa perspectiva.