La semana pasada en Gigante, Huila, en el marco de un evento público organizado para entregar tierras a las víctimas de un proyecto hidroeléctrico el presidente Gustavo Petro lanzó duros cuestionamientos contra la infraestructura eléctrica del país. Petro dijo que “nunca se debió haber hecho la represa de Hidroituango; nunca se debió hacer la represa de El Quimbo. Esa es la realidad”. Este pronunciamiento se dió contra dos de los más importantes megaproyectos que el sector energético del país ha defendido históricamente. Con respecto a Hidroituango, dijo que tiene “fallas” desde el diseño mismo porque se levantó sobre un terreno no apto para ese tipo de proyectos. Afirmó que por el contrario la generación de energía se podría hacer desde otras regiones, poniendo el ejemplo de La Guajira.
La reacción política no se hizo esperar. En pocas horas el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, reaccionó duramente. “Si Hidroituango no existiera, Colombia, en su gobierno, hubiera tenido racionamiento hace 4 meses en medio del fenómeno del Niño” expresó en las redes sociales el mandatario. Igualmente lo hizo el actual gerente de EPM Jhon Maya: “Presidente Gustavo Petro, algunas precisiones: Hidroituango no solo es el Proyecto más importante para el país en materia de seguridad energética, sino que Colombia necesita más proyectos como este. “La generación a través de hidroeléctricas permite que nuestro país esté entre las seis matrices energéticas más limpias del mundo. Cómo se lo he dicho personalmente, Hidroituango le evitó a Colombia un racionamiento en el pasado fenómeno de El Niño”.En cifras concretas Hidroituango por ahora está en la mitad de su capacidad y le entrega al país entre un 6% y un 10% de la matriz energética completa. Cuando termine de adecuarse todo el proyecto tiene como objetivo final el de producir aproximadamente 2.400 megavatios de energía limpia. Cuando esto ocurra este volumen representará 17% de toda la demanda energética del país.
Las diferentes intervenciones de Petro a lo largo de su gobierno, y sumando los diferentes tiempos en campaña política, dejan en evidencia que desconoce por completo el funcionamiento de la matriz energética de la nación. La matriz energética primaria muestra la participación que tienen los diferentes tipos de energía captados directamente de recursos naturales en el consumo total. La participación de cada uno muestra cómo se comporta la demanda por energía en un instante determinado. Analizar la matriz energética resulta crucial para determinar políticas públicas. Nuestro país en los últimos años tiene la siguiente distribución energética: petróleo (38%), gas natural (25%), carbón (13%) y energía hidroeléctrica (12%). Sin las centrales hidroeléctricas, necesariamente entraríamos a un escenario de apagón o racionamiento extendido, especialmente en épocas de coyuntura delicada como la actual en donde hay pocas lluvias.
Hace dos semanas el Sistema Nacional de Cooperación Internacional instaló la Mesa de Transición Energética Justa, un mecanismo que busca fortalecer esfuerzos en gestión de oferta y demanda de cooperación internacional, con el objetivo de apalancar proyectos e iniciativas para ampliar la generación de energía a partir de fuentes no convencionales de energía renovable. Necesariamente es una iniciativa que tiene mirada de largo plazo, pues Colombia todavía en algunas regiones del país intenta que los hogares más vulnerables dejen de cocinar con leña, carbón o GLP (Gas Licuado de Petróleo) para pasar a cocinar con gas natural. Esta es una transición necesaria de varios años o décadas antes de pensar en energías como el hidrógeno verde u otras que resultan demasiado costosas para el hogar promedio de nuestro país. La Mesa de Transición Energética Justa será un escenario para seguir avanzando hacia un modelo energético que sea incluyente, justo y barato. En este escenario participarán diversos actores del sector energético a nivel nacional e internacional, y representantes de la sociedad civil, que se sumarán con un mismo propósito: apalancar estrategias para la inclusión y el bien común en la transición energética en Colombia. Lástima que el presidente ni siquiera se entera de las grandes conclusiones de estos espacios. Definitivamente con lo de Hidroituango se le fueron las luces.