El 1 de octubre de 1949 se proclamó la República Popular China, uno de los eventos más importantes de la historia de la humanidad. Sintetizar el significado de tal acontecimiento no es fácil, se trató del fin de un largo proceso de búsqueda de un camino propio para la solución de los problemas heredados del Siglo de la Humillación desde la Primera Guerra del Opio (1842), pero también de la búsqueda propia, para la modernización que reflejara el resurgimiento de China.
Este aniversario no tiene parangón en la historia, el único experimento socialista conocido hasta 1949 era la República Soviética de Rusia de 1917 que dio lugar a la Unión Soviética en 1922. Ese experimento cumplió 74 años y a los dos meses terminó, en diciembre de 1991. En sus diferencias están las explicaciones del fracaso de una y el éxito de la otra.
El resurgimiento o la revitalización de China constituye la utopía más importante de los chinos a lo largo de su historia. Una de las particularidades de esa civilización, es que se ha consolidado y expandido fundamentalmente por las virtudes del poder blando más que del poder militar y así ha sido desde épocas milenarias. Muchos historiadores explican así por qué China es la única civilización antigua aún viva, con una historia continua de 4000 años.
El sistema sociopolítico que emergió del 1 de octubre de 1949 le ha permitido a China acometer la obra de modernización más ambiciosa de la historia humana, gracias a la estabilidad que le imprimió el modelo político único sustentado en los procesos consultivos entre el Partido Comunista y las diferentes organizaciones patrióticas no comunistas que lo apoyaron en la resistencia antijaponesa y la guerra civil. Este modelo consiste en que el poder del Estado no está fraccionado entre ramas que se controlan mutuamente, sino en un poder supremo residido en la Asamblea Nacional Popular que al ser un cuerpo colegiado necesariamente obliga la coordinación de los diferentes sectores del poder estatal.
Al tratarse de una experiencia sin antecedentes en la historia humana, los chinos han ido allanando el camino explorando y corrigiendo errores, algunos de ellos de consecuencias muy graves que han requerido medidas de muy larga duración sólo posibles en un modelo que garantice la estabilidad interna e internacional.
Sea la política del hijo único, la reforma y la apertura al exterior, el desarrollo de la economía socialista de mercado, la estrategia de reunificación o la construcción de la defensa nacional, todas son políticas que se sostienen en el tiempo porque en China no hay un Estado que se depreda a sí mismo, sino que todos los sectores del poder público cooperan y son responsables de la marcha del país.
El poder blando de la civilización china ha permitido un autoperfeccionamiento por el diálogo intercultural. Junto con las características del modelo político consultivo, han hecho posible que China se desarrolle de manera acelerada, lidere la globalización económica mundial, tenga una estabilidad interna sólida y garantice una estabilidad internacional mínima en su entorno inmediato.
Tanto por su modelo político estable como por su capacidad de defensa, hoy es imposible que países que antes la agredieron tomen el camino de la aventura o arrastran fácilmente a China a la guerra. Su desarrollo económico acelerado basado en la idea de la construcción económica balanceada y la prosperidad común han hecho contribuciones mayores a los problemas del desarrollo global.