
Durante la noche del 23 al 24 de enero, Ucrania ejecutó una incursión aérea utilizando un enjambre de drones que impactó diversas regiones de Rusia, incluyendo Moscú. Este ataque representa una escalada en el conflicto entre ambos países.
Las autoridades rusas informaron que varios drones fueron interceptados por las defensas aéreas, pero algunos lograron alcanzar objetivos en la capital y otras áreas. No se han reportado víctimas mortales, pero sí daños materiales en infraestructuras clave.
El gobierno ucraniano no ha emitido una declaración oficial sobre la operación. Sin embargo, fuentes militares anónimas indicaron que el ataque fue una respuesta a recientes ofensivas rusas en el este de Ucrania.
Analistas internacionales señalan que esta acción podría intensificar las hostilidades y complicar los esfuerzos diplomáticos para una resolución pacífica. La comunidad internacional ha expresado preocupación por la escalada y ha llamado a ambas partes a la moderación.
Este evento marca una de las pocas ocasiones en que Moscú ha sido directamente atacada desde el inicio del conflicto, subrayando la creciente capacidad militar de Ucrania y la vulnerabilidad de las defensas rusas.