
El gobierno de Estados Unidos y la administración de Nicolás Maduro sostuvieron este viernes una reunión en Caracas, pese a que ambos países no mantienen relaciones diplomáticas. El enviado especial del presidente Donald Trump, Richard Grenell, fue recibido en el Palacio de Miraflores por el mandatario venezolano, quien recientemente asumió su tercer mandato en medio de cuestionamientos internacionales sobre su reelección.
Según la estatal Venezolana de Televisión (VTV), el gobierno de Maduro busca “retomar nuevamente el diálogo” con Washington y establecer una “hoja de ruta” para futuras negociaciones. En la reunión también participó Jorge Rodríguez, presidente del Parlamento venezolano, quien ha representado al chavismo en encuentros previos con funcionarios estadounidenses.
El Departamento de Estado de EE.UU. informó que la misión de Grenell tenía dos objetivos prioritarios: garantizar la deportación de migrantes venezolanos considerados “criminales” y lograr la liberación de ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela. Mauricio Claver-Carone, encargado de Latinoamérica en el gobierno de Trump, enfatizó que la repatriación de los deportados es “innegociable” y que la liberación de los estadounidenses detenidos debe ocurrir “de inmediato”.
En paralelo, la administración de Trump evalúa endurecer su política sobre Venezuela, incluyendo la posible suspensión de importaciones de crudo venezolano. Trump afirmó recientemente que EE.UU. “probablemente dejará de comprar petróleo” de ese país, en línea con su estrategia para presionar al gobierno de Maduro.
Otro tema que ha generado atención es la deportación de miembros de la pandilla venezolana Tren de Aragua. Washington ha buscado acuerdos con otros países de la región, como El Salvador, para gestionar la reubicación de estos individuos. El fiscal general de Venezuela, Tarek Saab, aseguró que la organización criminal “fue desmantelada” en el país, pero expresó disposición para retomar la cooperación judicial con EE.UU.
La reunión entre Grenell y Maduro marca un acercamiento inesperado entre ambos gobiernos en medio de tensiones persistentes. Sin embargo, Washington ha dejado claro que la cooperación con Caracas estará condicionada a la respuesta del gobierno venezolano en los temas planteados.