Hoy en día, cualquier persona —común y corriente— puede identificar un problema cotidiano y plantear una solución tecnológica con Inteligencia Artificial (IA), soñando en convertirse en el próximo Elon Musk.
Existen dos caminos: emprender con la ambición de crear una empresa valorada en miles de millones de dólares, como los unicornios SpaceX, Airbnb o Rappi, o tomar un enfoque más conservador y construir una empresa estable y rentable, sin la presión de escalar rápidamente a nivel global, pero con un crecimiento sostenido y a largo plazo.
Sin embargo, sea cual sea la ruta que se tome, el mundo del emprendimiento tecnológico es mucho más complejo de lo que parece. Detrás de cada innovación hay un ecosistema dinámico compuesto por inversores, desarrolladores, mentores y, por supuesto, emprendedores. A estos últimos les toca dejarla toda en la cancha, ya que el 90 % de las empresas emergentes (startups) no sobreviven. En este contexto, los emprendedores invierten tiempo, ahorros y esfuerzos para no caer en ese penoso umbral de fracaso.
Esta temática fue ampliamente discutida durante la Colombia Tech Week, celebrada entre el 26 de agosto y el 6 de septiembre, donde más de cien eventos reunieron a inversores, emprendedores y empresas del ecosistema tecnológico de América Latina. Se compartieron experiencias y conocimientos sobre cómo la IA y otras tecnologías disruptivas están transformando diversas industrias en la región.
Uno de los puntos clave en los eventos, fue identificar la ruta esencial para que una startup basada en IA tenga éxito. En realidad, todo comienza con algo obvio, pero crucial: identificar un problema real. No basta con tener una buena idea; el éxito radica en encontrar un dolor grande, concreto y global, algo que afecte a muchas personas o empresas. La IA debe ofrecer una solución capaz de atacar —sustancialmente— dicho dolor.
Otro factor fundamental es el acceso a datos. Para que una solución tecnológica con IA sea eficiente, necesita grandes cantidades de datos de calidad para su entrenamiento y aprendizaje. Sin ellos, la IA no puede generar decisiones acertadas ni fiables. El acceso a fuentes de datos confiables es incluso más importante que la propia idea, ya que la calidad de estos determina el éxito del modelo de IA.
Una vez que el problema está bien definido y se cuente con los datos necesarios, el siguiente paso es crear una versión básica del producto, el Producto Mínimo Viable (MVP). Esto es esencial para no gastar tiempo ni recursos en algo que podría no funcionar. El MVP permite probar si la idea está completamente desfasada de la realidad o si tiene aceptación en el mercado.
Un aspecto esencial, que no se puede pasar por alto es el equipo. Sin un equipo talentoso, apasionado y comprometido, escalar el “Everest” del emprendimiento es prácticamente imposible. El éxito de la startup no depende solo de la tecnología, sino de las personas que hacen posible que las ideas se conviertan en realidad. Se necesita un equipo con experiencia y conocimiento, que pueda abordar los desafíos identificados, y que se enamore profundamente del problema, no solo de la solución.
Un rol clave en el equipo es el de Chief Technology Officer (CTO). Este experto en tecnología es responsable de la estrategia tecnológica y del desarrollo del producto. En el caso de startups basadas en IA, el CTO supervisa que los algoritmos funcionen de manera eficiente y se adapten a las necesidades del negocio. Su liderazgo es crucial para convertir una idea en una solución tecnológica viable y escalable.
Pero no todo se trata de tecnología y conocimiento. También se necesita un perfil con visión de negocios y habilidades para establecer relaciones estratégicas, alguien capaz de dirigir la estrategia empresarial y de conectar con las personas correctas para lograr su crecimiento.
Una vez validados estos elementos, el siguiente paso es preparar la estrategia de escalabilidad y crecimiento. Esto implica desarrollar un modelo de negocio sólido, proyectar ingresos sostenibles y planear cómo la empresa crecerá. Asegurarse que la empresa pueda adaptarse a diferentes mercados en corto tiempo.
Con lo anterior resuelto, aparece uno de los momentos más retadores: buscar inversores. Un proyecto tecnológico con IA cuesta mucho. Levantar capital es esencial. Esto puede incluir capital de riesgo (VCs), inversionistas ángeles, o incluso fondos públicos y aceleradoras que apoyen startups. La clave aquí es comunicar claramente cómo el capital ayudará a escalar la solución, acelerar el crecimiento y entrar en nuevos mercados que aseguren que la empresa emergente permanezca en el 20 % de las sobrevivientes.
En este contexto, eventos como Colombia Tech Week son vitales para interiorizar esta realidad, conectar personas, fomentar alianzas estratégicas, facilitar el intercambio de experiencias, promover el emprendimiento, la inversión privada y el uso de IA en América Latina, evidenciando oportunidades y el gran talento que existe para generar valor en la región.
El mensaje final es claro: Aquellos emprendedores que piensen de manera global y colaborativa, y que logren integrar estos elementos esenciales, serán los que lideren el futuro de la innovación tecnológica con IA.