Para muchos, Franz Kafka está dentro de los escritores más influyentes de la historia. Sin embargo, su legado no se limita a la influencia que ha tenido sobre la literatura mundial, por más que García Márquez, Sartre, Borges, Camus y tantos otros grandes escritores lo han nombrado como referente, la magia de Kafka reside en su capacidad de atravesar disciplinas, de influenciar el mundo en sí mismo, definitivamente se puede decir que hay un antes y un después de Franz Kafka. Este año, en junio, se cumplen 100 años de la muerte de este escritor, haciéndolo un año ideal para conmemorar a uno de los más influyentes literatos de la historia.
Nacido en el Reino de Bohemia, en el antiguo imperio Austrohúngaro, hoy en día Praga, creció en una familia judía siendo el mayor de seis hermanos. Su padre venía de la clase trabajadora, mientras que su madre era una burguesa. Estas ventajas económicas heredadas de su madre, le permitieron a Kafka obtener la mejor educación, aunque fue obligado por su padre a estudiar Derecho. En esa época de universitario, Kafka cultivó su afinidad por la literatura, la filosofía y la política. La carrera de Derecho nunca le llamó la atención, aunque, trabajando de día como abogado dedicaba sus noches a la escritura. Fue en esas noches, que pulió su arte, que escribió incesantemente la obra magna que se conoce hoy en día, aunque, de haber sido por él nunca se hubiera conocido. Después de luchar numerosos años con la tuberculosis y pasar por varios sanatorios, murió el 3 de junio de 1924.
Sólo algunos de sus escritos fueron publicados en vida. En 1913 se publicó su primer libro Meditaciones, el cual estaba compuesto por pequeños extractos de su diario personal, este libro, como los otros que publicaría después, pasarían mayormente desapercibidos. Hecho que fortaleció las inseguridades que tuvo desde niño y que luego se vieron reflejadas en su testamento, en el cual expresó enfáticamente que todas sus obras y manuscritos debían ser quemados. Su amigo, Max Brod, quien también es reconocido escritor, compositor y periodista, decidió ir en contra de sus deseos y optó por publicarlos de manera póstuma. Tomando así, lo que probablemente es, en retrospectiva, una de las decisiones que más hubieran podido cambiar el panorama de la literatura mundial. Sin la literatura kafkiana, el mundo se hubiera perdido de su estilo moderno y a la vez extraño, descrito en ocasiones como transgresor, por su capacidad de provocar en el lector incomodidad, al hacerlo vivir mediante sus letras situaciones absurdas e irónicas pero, a la vez, inmersas en un contexto real.
“Su obra más reconocida, es, sin lugar a duda, La metamorfosis, una novela corta que sigue a Gregorio Samsa, que de la noche a la mañana se ve transformado en un insecto”.
Su obra más reconocida, es, sin lugar a duda, La metamorfosis, una novela corta que sigue a Gregorio Samsa, que de la noche a la mañana se ve transformado en un insecto. Esta transformación, le dificulta la comunicación con su familia, sus relaciones sociales hasta que finalmente, excluido por todo el mundo, muere. Es una novela metafísica y psicológica en la cual se tratan temáticas como la soledad, la incomprensión y la marginalidad de manera sublime, ya que lo hace interponiendo una situación irreal en un contexto real.
Esta obra expresionista, transmite ejemplarmente las emociones que sufre el protagonista y, adicionalmente, ha dado para numerosas interpretaciones de famosos literatos, sentando un precedente de las posibilidades de la literatura. Fue de las pocas publicadas en su vida, aunque sin mucho aclamo popular, cosa que cambiaría con el paso de los años volviéndose más y más relevante con el paso del tiempo hasta llegar al día de hoy que es considerada una de las novelas más importantes en la literatura.
El gran escritor checo, Milan Kundera, dijo sobre Kafka “es el menos comprendido de todos los grandes escritores del siglo pasado”.Su forma de mezclar lo absurdo, la tragedia, el sinsentido y lo grave y lo ligero hicieron que Kafka sea considerado, por muchos, el escritor más influyente de todos los tiempos, una ironía similar a las que se ven en sus obras si uno considera que, de no ser por la rebeldía de su amigo Max Brod, el mundo se hubiera quedado sin su obra.